Beneficios del consumo de Omega 3 para el hígado
Los investigadores concluyeron que el aceite de pescado para el hígado graso con la dosis óptima de omega-3 puede ayudar a tratar la enfermedad del hígado graso no alcohólico
Según la Fundación Americana del Hígado, 1 de cada 4 personas en EE.UU. padece la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD).
Esto equivale a unos 100 millones de individuos, lo que también la convierte en la enfermedad hepática más común en los niños. Las investigaciones indican que el aceite de pescado para el hígado graso y los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a tratar esta enfermedad, por lo que es importante determinar la dosis óptima de omega-3 para proporcionar un efecto terapéutico.
Omega-3 y aceite de pescado para el hígado graso
La Oficina de Suplementos Dietéticos (ODS) explica que los omega-3 ayudan a proporcionar energía al cuerpo, a la vez que desempeñan un papel en una serie de funciones relacionadas con los sistemas circulatorio, respiratorio, inmunitario y endocrino. Los tres principales omega-3 son el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA).
Un meta-análisis de 2016 de 10 estudios en los que participaron 577 personas con NAFLD o esteatohepatitis no alcohólica (NASH) informó de que los omega-3 ayudan a mejorar la grasa del hígado, mejorando también los niveles de gamma-glutamiltransferasa, triglicéridos y lipoproteínas de alta densidad.
Sobre la base de estos resultados, que se publicaron en Gastroenterology Research and Practice, los investigadores concluyeron que el aceite de pescado para el hígado graso con la dosis óptima de omega-3 para puede ayudar a tratar.
Una revisión de 2019 en Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care apoya los omega-3 para reducir la grasa hepática en pacientes con NAFLD, especialmente en adultos y niños con obesidad.
También explica que, aunque las personas con enfermedades hepáticas NAFLD y NASH tienden a tener niveles más altos de grasa saturada y monoinsaturada hepática, también tienen niveles más bajos de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 hepáticos. Esto se asocia con la inflamación, la lipotoxicidad, el estrés oxidativo y la fibrosis en el hígado.
¿Cómo determinar la dosis de omega-3 para el hígado graso?
Si los omega-3 pueden ayudar a tratar el hígado graso, el siguiente paso es determinar la dosis óptima de aceite de pescado para el hígado graso. Esto garantiza que el paciente reciba suficiente cantidad de este tipo de ácido graso para que tenga efectos positivos.
Lo que hace que esto sea algo difícil es que el único omega-3 con cantidades recomendadas establecidas es el ALA. Esta recomendación de dosis óptima de omega-3 para el hígado graso, según los ODS, es que los adolescentes varones y los hombres consuman una media de 1,6 gramos de ALA al día, y las adolescentes y las mujeres necesitan algo menos, o sea 1,1 gramos al día.
Si nos fijamos en el meta-análisis de 2016 mencionado anteriormente, los 10 estudios analizados proporcionaron a los participantes diferentes cantidades de EPA y DHA. Por ejemplo, uno de ellos incluía una dosis de 4.000 mg de omega-3 al día, con una división del 46% de EPA y el 38% de DHA. Otro estudio incluía una dosis diaria de 830 mg de omega-3 con una división del 56,6% de EPA y el 28,9% de DHA. En la revisión de 2019 también hubo cantidades diferentes.
Aunque todavía no está nada claro cuál es la mejor cantidad de EPA y DHA para los individuos con hígado graso, un meta-análisis de 2018 en Medicine ayuda a aportar algo de claridad sobre la dosis recomendada de omega-3, en general. Indica que, tras revisar siete estudios, la mediana de la dosis de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 fue de 2,7 gramos al día. Además, la mediana de la duración del tratamiento fue de seis meses.
¿Cómo aumentar los omega-3?
Una forma de aumentar los omega-3 en la dieta es consumir alimentos ricos en estos ácidos grasos. El pescado graso de agua fría (salmón, atún, arenque, etc.), los frutos secos (nueces inglesas y negras), las semillas (chía), los aceites vegetales (linaza, soja) y los alimentos enriquecidos son buenas fuentes de omega-3.
Para los pacientes que tienen dificultades para obtener suficientes omega-3 en su dieta, un suplemento puede ayudar a llenar el vacío para recibir la dosis óptima de omega-3 para el hígado graso. En muchos casos, este suplemento se presenta en forma de aceite de pescado o de hígado de bacalao.
El aceite de krill y el aceite de algas son otras opciones. Aunque las dosis pueden variar, estos suplementos suelen aportar 1.000 mg de aceite de pescado, según la ODS, incluyendo aproximadamente 180 mg de EPA y 120 mg de DHA.
Seguridad de los omega-3 y recomendaciones adicionales
Si el paciente está tomando otros medicamentos, como warfarina y otros anticoagulantes, estos suplementos pueden no ser apropiados debido a posibles interacciones. Su médico de cabecera puede ayudar a determinar si un suplemento de omega-3 es seguro para ellos en función de su salud y su estado físico.
Sugerir a los pacientes que realicen cambios dietéticos saludables también puede ayudar, ya que las investigaciones relacionan la ingesta de carbohidratos simples con el desarrollo de la HGNA y la ingesta de carbohidratos no digeribles con el efecto contrario. Esto implica reducir la ingesta de alimentos ricos en fructosa y aumentar los alimentos ricos en fibra.
La investigación indica además que reducir la ingesta de grasas saturadas y aumentar la de grasas insaturadas también puede tener efectos positivos, lo que hace que esta sea otra forma valiosa de orientación dietética para los pacientes con hígado graso.
Artículo traducido y adaptado de Chiropractic Economics
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