Dia Mundial de la lucha contra el Sida


redribbonaidsdayinside.jpgHoy es el Día Mundial de la lucha contra el SIDA, y diferentes medios han tratado con la debida importancia este evento mundial. Tan solo pondré mi granito de arena con alguna preguntas frecuentes sobre el SIDA y sus respectivas respuestas:

1. ¿Qué es el SIDA?
El sida es una enfermedad infecciosa producida por un virus, denominado VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) que pertenece a la familia de los retrovirus, un grupo caracterizado por su pequeño tamaño y por poseer únicamente ARN en su material genético.

La infección de un ser humano por el VIH pone en marcha un proceso de destrucción de todo el sistema de defensas del individuo que, si no se trata, acaba matándole. Esta destrucción de las defensas del paciente es lenta -tarda meses o años -, pero inexorable.

Por tanto, puede decirse que el Síndrome de Inmunodeficiencia Humana o sida se caracteriza por un conjunto de enfermedades -generalmente infecciones-, que aparecen como consecuencia de la infección por un virus -VIH -, que destruye las defensas del sujeto hasta dejarle a merced de unas enfermedades infecciosas que en condiciones normales no aparecerían.

2. ¿Cómo he podido contagiarme?
El virus del sida está presente en fluidos del paciente además de la sangre, tales como la saliva, el semen o las secreciones. Cuando cualquiera de ellos entra en contacto con el torrente sanguíneo de un sujeto sano, se produce la infección.

El problema del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es que raramente avisa cuando nos infecta. Esto quiere decir, ni más ni menos, que podemos ser contagiados sin percibir ningún síntoma que nos avise o, como mucho, sufrir un cuadro gripal, a veces leve como tantos otros que padecemos a lo largo del invierno. A partir de ahí, sin saberlo, estamos infectados con el virus del sida y podemos tardar meses o años en enterarnos.

El contagio del VIH se produce cuando el virus, presente en las secreciones corporales como el semen o las secreciones vaginales y en la sangre del paciente infectado, entra en nuestro torrente sanguíneo.

Es decir, el virus tiene que llegar a ponerse en contacto con nuestra sangre y circular por ella para poder infectarnos. En su forma de transmisión, el VIH es idéntico al virus de la hepatitis B y se comporta en la mayoría de los casos como una enfermedad de transmisión fundamentalmente sexual.
Las formas de contagio pueden resumirse en las siguientes:

  • Contacto directo: sangre-sangre (transfusiones sanguineas)
  • Contacto de líquidos corporales con la sangre (relaciones sexuales)
  • Transmisión madre-hijo

3. ¿Qué debo hacer si sospecho que puedo haberme contagiado?
La respuesta es fácil: debe evitar la angustia de la incertidumbre y hacerse un sencillo análisis que confirmará o descartará la infección. El análisis empleado en la detección sistemática o ‘screening’ del sida está a su alcance a través de su médico de cabecera y los resultados no tardarán demasiado tiempo en estar a su disposición.

En la actualidad, este análisis se realiza con una muestra de sangre del paciente. De ella se extrae el suero (por eso el análisis se llama serología), un líquido amarillento y denso que contiene todos las proteínas que circulan en la sangre.

4. ¿Qué me va a pasar?
El VIH o virus del sida se caracteriza por su lenta progresión. Esto quiere decir que actúa tremendamente despacio hasta conseguir ponernos enfermos.

Cuando nos contagiamos por primera vez, se produce un cuadro clínico muy poco específico, parecido a una gripe común. Podemos sufrir fiebre, malestar general, dolores musculares y en general unos síntomas muy similares a los del popular ‘trancazo’, que desaparece espontáneamente en unos días.

Pero el mal ya esta hecho, el virus ha penetrado en nuestro organismo e irá minando poco a poco nuestro sistema de defensas contra las infecciones. Este ataque del VIH se produce a lo largo de meses, o incluso años, y durante este período somos capaces de llevar una vida totalmente normal sin notar ningún síntoma.

Sin embargo, llega un momento en que nuestras defensas han disminuido tanto que empezamos a no ser capaces de enfrentarnos a infecciones u otros procesos, que serían poco importantes para sujetos sanos.

El tiempo que tarda el virus en conseguir que nos pongamos enfermos es muy variable, y puede oscilar desde los pocos meses hasta años, aunque la media está en torno a los tres o cuatro años.

5. ¿Qué diferencia hay entre ser sero-positivo y tener el sida?
Las diferencias entre estos dos conceptos son grandes o pequeñas en función del enfoque que se haga en cada caso.

Cuando el análisis del suero de un sujeto muestra la existencia de anticuerpos específicos contra el VIH se dice que esa persona es seropositiva. Esto quiere decir ni más ni menos que el individuo en cuestión ha estado en contacto con el virus del sida y, por tanto, está infectado.

Ahora bien, como hemos dicho antes, el VIH es un virus de acción lenta y convive con nosotros durante un largo período de meses o años sin producir ningún síntoma. Durante todo este tiempo la única manera de saber si una persona está o no infectada es precisamente su seropositividad, es decir el resultado de este análisis.

Con el tiempo, todos estos pacientes seropositivos, si no reciben tratamiento, terminarán desarrollando síntomas que acabarán inexorablemente en la muerte. Cuando un sujeto infectado por el VIH presenta infecciones u otros problemas relacionados con el virus, se dice que tiene sida.

Por lo tanto, todos los pacientes con sida son seropositivos y todos los sujetos seropositivos, si no reciben tratamiento contra el VIH, acabarán desarrollando el sida. Existe sin embargo un pequeñísimo grupo de sujetos que son seropositivos durante larguísimos períodos de tiempo (más de 10 años) sin llegar a desarrollar el sida; sin embargo, estos casos son tan raros que no conviene incluirlos en lo que es el comportamiento habitual de la infección por VIH.

6. ¿Puede curarse el SIDA?
Depende un poco de a qué llamamos curar. Si quiere decir acabar con la enfermedad y no tener que volvernos a preocupar más por ella, puede decirse que el sida no se cura por el momento.

Una vez que hemos sido infectados, no existe ningún tipo de tratamiento que consiga eliminarlo de nuestro cuerpo o aniquilarlo por completo. Por tanto, los pacientes infectados deberán estar siempre pendientes de la enfermedad y sometidos a algún tipo de control o tratamiento.

Aunque pueda parecer descorazonador, el sida se está convirtiendo cada vez más en una enfermedad crónica, como la diabetes o la insuficiencia renal. En el fondo, es una buenísima noticia: hasta hace bien poco tener el sida era prácticamente una condena de muerte segura a la que sólo le faltaba la fecha de ejecución. La muerte llegaba antes o después en función, entre otras cosas, de la suerte a la hora de contraer infecciones y de la rapidez con que nuestras defensas fueran aniquiladas por el VIH.

Sin embargo, la espectacular inversión en investigación que se viene realizado desde hace más de una década, ha conseguido desarrollar fármacos eficaces contra la enfermedad a una velocidad desconocida hasta ahora en otras patologías.

En estos momentos, existe todo un arsenal de fármacos a disposición de los especialistas para combatir al virus. Aunque ninguno de ellos, por sí solo o combinado, es capaz de destruir al virus. Eso sí, consiguen frenar dramáticamente su multiplicación y, por tanto, su capacidad de hacernos daño.

Este control sobre las posibilidades de reproducción del VIH dentro del organismo consigue que nuestro sistema de defensas sobreviva durante mucho tiempo al ataque del virus. De esta forma, el paciente infectado no desarrolla todos los problemas de infecciones que antes conducían a la muerte.

7. ¿Puedo no tratarme?
Respecto a qué ocurre si no se sigue ningún tratamiento contra la enfermedad, la cosa está clara: el sida, aunque lentamente, mata irremediablemente al paciente en meses o años. La recomendación es por tanto obvia: hay que someterse a tratamiento aunque esto suponga el requerir controles médicos periódicos o la posibilidad de sufrir efectos tóxicos como consecuencia de los medicamentos.

8. ¿Quién tiene riesgo de infectarse?
La respuesta a esta pregunta es muy fácil: todos. Tan sólo se trata de diferencias en las probabilidades de contraer esta terrible enfermedad. La transmisión del sida está generalmente asociada a una serie de comportamientos de riesgo que se pueden evitar o al menos reducir.

9. ¿Puede pasarle algo a mis hijos?
La posibilidad de que un niño nacido de padres infectados por el VIH adquiera la enfermedad es indudablemente real.

El contacto sexual entre un varón infectado y una mujer sana puede contagiar la enfermedad a la madre del futuro niño. Por el contrario, la mujer infectada puede trasmitir la enfermedad al padre sano y, por supuesto, al hijo que nazca de la relación entre ambos.

Sólo el preservativo puede evitar el contagio de la pareja sana pero claro, con preservativo es imposible la fecundación de un nuevo ser. En la actualidad están disponibles técnicas de lavado de semen que consiguen eliminar con gran eficacia los virus que puedan estar presentes en este líquido corporal. Cuando la madre no está infectada, esta técnica de lavado del semen seguida de un procedimiento de inseminación artificial puede conseguir hijos sanos y al mismo tiempo evitar el contagio de la madre.

Aunque la garantía, como casi todo en medicina, no alcanza el 100% de los casos, esta técnica combinada ha permitido a muchos pacientes ser padres sin jugar a la ruleta rusa que supone la relación sexual sin protección con fines reproductivos.

10. ¿Debo decir que tengo sida?
Esta pregunta es quizás poco apropiada para ser respondida por un médico a secas. Sin embargo, la experiencia con muchos pacientes a lo largo de años nos permite dar unos consejos útiles en este sentido.

La primera pregunta no debe ser si debo o no decir que tengo sida sino a quién debo decírselo. No somos partidarios de aconsejar a los pacientes que comuniquen esta información a todo su entorno, y menos al principio.

En general, no decimos a los compañeros de trabajo, de barrio o amigos no íntimos que estamos enfermos de tal o cual cosa con grandes detalles. El sida es además una enfermedad con tan mala prensa que todavía confiere al paciente que la sufre la condición poco menos que de apestado de la sociedad.

Los conceptos están cambiando muy rápidamente y cada vez se considera más el sida como un problema que le puede ocurrir a cualquiera. De hecho, muchas de las campañas publicitarias de información realizadas por un gran número de instituciones han sido enfocadas en este sentido. También existe cada vez más cultura sobre esta enfermedad entre la población general -algo a lo que pensamos contribuir desde este Web-.

A pesar de todo y desgraciadamente, el sida sigue siendo considerado un estigma social y el miedo a la enfermedad es todavía demasiado alto como para que, en general, se permita a un afectado convivir relajadamente con un entorno que conozca su situación.

Mucha más información disponible sobre el tema en las siguientes webs:
El Mundo
Aciprensa
Wikipedia
Corporación de Lucha contra el Sida
Diario El Comercio – Perú
Diario La República – Perú

Henry Silva
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Henry Silva

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