Pink Floyd en Perú… hasta suena surrealista

Ahora sólo falta un mundial o Paul McCartney

Posteador Invitado: “El Pibe” – Webmaster de Beatles Perú

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El Lunes 12 tomé la mejor decisión en mucho tiempo. Días antes había tirado la toalla –por falta de tiempo y exceso de rutina- y agotado las esperanzas de ir a ver a Roger Waters. Soy un gran fanático del rock clásico, pero no me considero un capo del progresivo, un Pinkfloydmaniático.

Conforme se acercaba la fecha, recordaba los clásicos que había oído tantas veces y me daba mucha impotencia pensar que no iría al concierto… un día antes, por coincidencia o providencia divina, llegué a mi casa tarde, prendí el televisor y allí estaba “The Wall”, la película creada por Pink Floyd y sobre todo, Roger Waters. La ví –creo que es la quinta vez que la veo- y cuando llegó el final, con Confortably Numb, me dije decidido “Mañana TENGO que ir a ver a Roger Waters”.

Pero el día fue difícil y salí muy tarde del trabajo, luego fui a ver a un cliente y un gran amigo mío –que había ido a recibir a Waters al aeropuerto- me llamó desde el estadio. Había llegado temprano y yo aún seguía a una hora del lugar, y con mi cliente. El espectáculo ni había empezado, pero la algarabía por medio del teléfono, me hizo salir corriendo hacia el Monumental. Hice escala en mi casa, cogí algo de dinero y pensé “Voy a comprar una stand up en reventa”.

Cuando llegué a Javier Prado, el tráfico estaba tan congestionado que decidí correr desde la Molina hasta Ate. En el camino, algunos hinchas de Waters me gritaban desde sus carros, dándome ánimos “Vamos brother, por Roger!!” en ese momento pensé “Este no es un evento cualquiera”.

Y así fue. Cuando llegué a la puerta, luego de negociar y ya empezado el show (podía oír la guitarra estridente de “In the flesh” a un kilómetro) compré una entrada Supervip a precio de Intermedio… un buen negocio, a pesar que el tipo me quiso dar billetes falsos (pero yo también soy peruano, así que me di cuenta).

Corrí, entré… lo que vi fue maravilloso. En el escenario, un juego de luces deslumbrante, las pantallas gigantes a mi costado, los músicos a 20 metros, la gente extasiada… caminé y me puse tan cerca como pude. Cuando ya había asimilado un poco las cosas, se me ocurrió que tenía un celular y me puse a tomar fotos. Fue para la canción “Wish you where here” que me dije a mí mismo “Estoy formando parte de la historia”… Waters con una guitarra acústica, acompañado de unos musicazos (que para mi deleite han compartido escenario con los mismos Beatles), y atrás, proyectadas muchas imágenes gigantescas, psicodélicas.

Más tarde Waters tomó el bajo, su instrumento, y avanzó hacia el público, nadie lo podía creer; la gente arrojaba desde banderas hasta polos, y Waters se limitaba a tocar el bajo sonriente, mientras los flashes lo atacaban. Nadie sabía exactamente qué hacer, el sentimiento era único.

Así continuó el concierto, con grandes brillos y música excelente interpretada de manera exquisita, como si nos hubieran puesto un disco. Waters incluso presentó una nueva canción. El saxofonista y las coristas no quisieron irse con las manos vacías y soltaron sendos solos que impresionaron a todos los presentes. La verdad, era obvio que lo que estábamos viendo era el mejor concierto que le pudo suceder al Perú… “40 años de rock de primera frente a nuestros ojos”, como dijo mi amigo.

Hacia la segunda parte, me di cuenta que Waters se había dado el tiempo de pensar en detalles increíbles… el chancho, característico de Pink Floyd, había sido confeccionado en forma de globo gigante, y fue soltado desde mi costado, presentando inscripciones que traducían los ideales del músico “Stop Bush”, “El miedo crea barreras” y una imagen de un chullo peruano entre otros… para mi buena suerte, el chancho reventó y a la salida del concierto pude hallar aún “una rodaja” que aún atesoro a pesar de mi profeso vegetarianismo.

Para la segunda parte, como lo había prometido Waters, tocó el Dark Side Of The Moon completito. Yo me daba por agradecido tan sólo escuchando “Money”, pero Waters además presentó un juego de lásers que emulaban la portada del disco, entre imágenes rayadísimas multicolor que seguían proyectándose. A pesar del olor, podría decir que esa combinación de espectáculo y música tenía drogados a más de uno… y dejándonos “cómodamente entumecidos”, para cerrar el concierto y acabar con la montaña rusa de emociones, Waters interpretó “Another Brick in The Wall” (con un coro de niños peruanos) y “Comfortably Numb”… luego de que se despidiera del público, me sequé las lágrimas y noté, que así como yo, todos los presentes estaban alterados, completamente tocados por lo que acababa de acontecer… un genio de verdad había pisado Perú, había dado un concierto que nada tenía que envidiarle a cualquiera de esas maravillas que podemos apreciar en cualquier DVD… Waters de veras cambió el humor de muchos, y no sé que otra cosa podría tener el mismo impacto. Estoy seguro que si en pleno concierto nos contaban que Abimael se había escapado de la cárcel o que Alan García gobernaría por 15 años, todos hubieran reaccionado diciendo “¿¿¿Y???”.

Yo ruego por que esta sea la primera piedra de una pirámide para desetiquetarnos internacionalmente… ese estadio se llenó y no fue casualidad; Waters lo dijo, “Somos un buen público”, y creo que merecemos más visitas de calidad como esta. Para mí, la sensación sólo se igualaría si viniera Paul McCartney o si Perú clasificara al mundial… aparte de eso, pocas veces vi a tantos peruanos sonreír juntos como si supieran a toda conciencia que desde ese momento estaban formando parte de la historia.

Fotografías tomadas con cámara del celular de Piwe:

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Henry Silva
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